Una cuestión de tamaño

domingo, 18 de septiembre de 2011

Esos días

Aún extraño esos días.

Esos días en los que el tiempo era nuestro y nada de lo que había alrededor podía impedir que fuéramos solo nosotros.

No importaba el momento ni el lugar. Solo era necesario vernos para caer descontrolados en el deseo. Nada ni nadie entonces nos importaba. Si escuchábamos pasos o voces nos reíamos cómplices de solo imaginar ser descubiertos. Pero nunca abandonamos. Seguimos.

Todo fue veloz, torbellino, nada fue calma. Y aun así, nuestros encuentros nos parecieron eternos.

Fuimos un solo cuerpo pero no dejamos de ser dos. Nos podíamos contradecir y enojar, pero eso nos unía aun más. En nuestras diferencias y en nuestras coincidencias encontramos un lugar.

Ardimos. Jugamos con fuego. No medimos ni el placer ni el dolor.

Solo puedo imaginar cómo esos días llegaron. Solo puedo especular cómo se fueron.

RB

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