Una cuestión de tamaño

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ingenua

—No seas ingenua, querés. Claro que te estoy escuchando.
—Y por qué no contestás.
—Porque me quiero hacer el interesante, el que estoy en la mía, el difícil.
—Pero no te sale, boludo.
—Ya sé, mija. ¿Vos pensás que yo no...?
—¿Y entonces? Pero qué pelotudo...
—¿...me doy cuenta de que vos te das cuenta?
—Pelotudo, pelotudo, ¡pelotudo!
—A mí no me insultés, porque yo no te insulté.
—¡¡¡PELOTUDO DE MIERDA!!!
—La reputa que te parió, ¿sos boluda?
—¿Y vos, pétalo de pajero?

Él tiene más fuerza y la quiere matar.
Piensa que es injusto, que es terrible, que es demasiado fácil.
Ella agarró un cuchillo y ahora se lo clava en el cuello.
Piensa que qué horror, que mirá lo que hice, dios.
Los dos se mueren.
Se mueren, se mueren, se mueren, se mueren.
Se mueren.

FV

1 comentario:

  1. Genial resolución de un diálogo. A veces no que da otra que matar, ¿no?

    ResponderEliminar

Sólo se publican comentarios que hayan sido firmados.