Una cuestión de tamaño

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ingenua

—No seas ingenua, querés. Claro que te estoy escuchando.
—Y por qué no contestás.
—Porque me quiero hacer el interesante, el que estoy en la mía, el difícil.
—Pero no te sale, boludo.
—Ya sé, mija. ¿Vos pensás que yo no...?
—¿Y entonces? Pero qué pelotudo...
—¿...me doy cuenta de que vos te das cuenta?
—Pelotudo, pelotudo, ¡pelotudo!
—A mí no me insultés, porque yo no te insulté.
—¡¡¡PELOTUDO DE MIERDA!!!
—La reputa que te parió, ¿sos boluda?
—¿Y vos, pétalo de pajero?

Él tiene más fuerza y la quiere matar.
Piensa que es injusto, que es terrible, que es demasiado fácil.
Ella agarró un cuchillo y ahora se lo clava en el cuello.
Piensa que qué horror, que mirá lo que hice, dios.
Los dos se mueren.
Se mueren, se mueren, se mueren, se mueren.
Se mueren.

FV

Apariciones

pensé en mí. pensé en tiempo. pensé en cosas que se pierden. pensé en cosas que, aunque están ahí, no están, y también pensé en que si hoy no están, no van a estar nunca. pensé en las baldosas (siempre pienso en las baldosas). pensé en el asfalto. pensé en el gris del asfalto. y volví a pensar en el asfalto, en cómo me destroza los pies, en cómo me gasta los huesos, en cómo me hace así la cabeza, en cómo quisiera que no estuviera, en cómo siempre me elimina. pensé en apariciones. pensé en teclas, en letras, en puños, pensé en películas, en hombres, en niños, en mujeres, en viejos, y después de pensar en todo eso se me ocurrió que era tiempo de volver a pensar en mí. así que volví a pensar en mí.

FV

viernes, 23 de septiembre de 2011

Lógica nueva

Mi vida está entrando en una lógica 140 Palabras. Si voy al cine, escucho las primeras 140 palabras que los actores, directores o guionistas tienen para decir y me voy. Si en ese lapso no dijeron nada importante, probablemente no digan nada importante en las dos horas siguientes. Si empiezo un libro de autoayuda y en las primeras 140 palabras no siento que ya me haya ayudado, lo cierro igual que como lo abrí –sin emoción, sin exaltamiento del alma– y lo tiro. Con las novelas no es lo mismo. Ahí los autores tienen más licencia. Para esos casos, mis parámetros indican que puedo continuar la lectura si en las primeras 140 palabras me plantan la certeza de lo que voy a leer después es necesario. Por ahora nunca funcionó. Así sigo, entonces; creído de mis 140.

FV

jueves, 22 de septiembre de 2011

Rata

El día que empiece a entender que yo no puedo haber sido eso –que jamás a nadie se le hubiera ocurrido ni se le va a ocurrir pensar que yo pude, en algún momento de mi vida, haber sido eso, y que lo único que soy ahora y fui desde el primero de mis tiempos es una ratita violácea recontrapodrida– voy a haber aprendido algo valioso en esta mi recontrarreputa vida y voy a haber captado el mensaje y lo voy a haber asimilado como dios manda y me lo voy a haber pasado bien por el medio del orto, como siempre me han dicho que debo hacer cuando algo me demuestre cuán humano soy, porque parece que el orto es el lugar donde los milagros ocurren, así que aquí está la bala, señores. No mojen la pólvora.

FV

domingo, 18 de septiembre de 2011

Esos días

Aún extraño esos días.

Esos días en los que el tiempo era nuestro y nada de lo que había alrededor podía impedir que fuéramos solo nosotros.

No importaba el momento ni el lugar. Solo era necesario vernos para caer descontrolados en el deseo. Nada ni nadie entonces nos importaba. Si escuchábamos pasos o voces nos reíamos cómplices de solo imaginar ser descubiertos. Pero nunca abandonamos. Seguimos.

Todo fue veloz, torbellino, nada fue calma. Y aun así, nuestros encuentros nos parecieron eternos.

Fuimos un solo cuerpo pero no dejamos de ser dos. Nos podíamos contradecir y enojar, pero eso nos unía aun más. En nuestras diferencias y en nuestras coincidencias encontramos un lugar.

Ardimos. Jugamos con fuego. No medimos ni el placer ni el dolor.

Solo puedo imaginar cómo esos días llegaron. Solo puedo especular cómo se fueron.

RB

domingo, 4 de septiembre de 2011

Domingo

No importa si es verano. Una hoja se suelta de una rama y empieza a volar por encima de las casas y de las nubes que no están. Planea sola entre los idiomas tóxicos de los pájaros que se la quieren comer. Hoy los colores del arcoíris son botas húmedas golpeando el asfalto en los pies de una señora mayor y cabizbaja. La hoja quiere estar lejos de eso. Ella ve cómo el naranja es la baldosa suelta y el azul el agua contaminada debajo de la baldosa. Quiere huir cuanto antes de esa plaga horrible. Trepa de a poco por el cristal que recubre el planeta hasta que, a lo lejos, ve una salida. Se agita enseguida. Hace planes. Toma impulso. Quiere salir. Quiere salir ya. Pero el fuego es más fuerte. La hoja se despedaza. Cae.


FV