Una cuestión de tamaño

miércoles, 25 de enero de 2012

Señales




La luz al fondo de la calle que parpadea (dos veces) y al final se apaga.

Un bocinazo en el silencio de la madrugada.

Amarillo y rojo el sol se levanta sobre el mar, en el momento preciso del nudo en el estómago.

Sopla descarada la brisa, olor a criollitos imposibles, en esta ciudad no tienen idea.

Hoy el cielo reclama su azul a los gritos, como nunca antes.

El viejo pasa tambaleándose y es la  imagen de los domingos por la tarde que creías olvidada.

Un benteveo se posa en el cable del teléfono y chilla un reclamo que suena como su nombre.

Inexplicablemente, los paraísos han florecido. Recién.

Las palabras que rondaban
desencajadas todas las noches por tu cabeza, al fin toman la forma perfecta.

Levanto la mano y la agito en el aire; estoy acá.

SL

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