Una cuestión de tamaño

domingo, 2 de diciembre de 2012

Historias inciertas 1



-         ¿Si? ¿En qué puedo ayudarlo? - Preguntó. Más que con amabilidad, con costumbre.
-         Sonría, por favor. No necesita hacerlo ahora. Sólo le pido que lo haga cuando usted lo decida. Con una sonrisa en el día sería suficiente. – Le respondió un hombre ya anciano.
 
La respuesta lo tomó  por sorpresa. Se irguió. Inclinó algo su torso hacia atrás y se sonrío casi burlonamente. Y cuando se disponía a sacar conclusiones de todo aquello, el hombre le dijo:
 
-         Gracias. –  Dio media vuelta y se fue. Así como había llegado. Sin decir más.
 
Se desdibujó su sonrisa casi burlona, y su rostro se relajó por completo.
Ahora sonreía ampliamente.
Nunca más volvió a ver a aquel hombre. Nunca se preguntó, siquiera, por lo que ocurrió aquel día. Nunca más, sus días volvieron a ser iguales.
RB

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