Una cuestión de tamaño

domingo, 12 de junio de 2011

Felicidad

Lo rodean finos muebles, ropa de seda, whisky del mejor. Desde el fastuoso living ve la enorme piscina, sus autos caros y piensa. Piensa en su adolescencia.

Cuando sentía que era distinto, en su limitado entorno material comprobaba su mente sobresaliente, su inteligencia frente a los demás. Soñó entonces un futuro pletórico y feliz con todos sus más increíbles sueños cumplidos. Era rico, sí, muy rico en afectos. Familia y amigos. Pero no lo entendía entonces. Nadie le avisó y tarde, demasiado tarde comprobó cuál riqueza era la verdadera y cuán irrecuperable es, porque el dinero no sirve para recuperar lo valioso. Ahora lo sabe. Parsimoniosamente apaga su último cigarrillo, toma su último sorbo de alcohol, abre el primer cajón de su escritorio de roble antiguo  y se juega a lo único que –quizás– podría devolverle su felicidad.


MC

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