Una cuestión de tamaño

viernes, 17 de junio de 2011

Hablar en serio

No sé por qué se me ocurrió pensar que alguna vez lo podrías haber dicho en serio. Que alguna mísera vez te podrías haber equivocado con tu conciencia cenicienta, y, por error, por una equivocación terca, te podrías haber creído la mentira que tantas veces te habías forzado a destruir, a salvaguardar con odio en tu cuerpo, allá adentro. Lo pensé porque te vi dudar cuando me pediste que ya no te rompiera más las pelotas, porque creí darme cuenta de que en tus ojos te arrepentías de haberme dejado en esta soledad frizada en este tiempo terroso, sucio, en este retorcimiento glandular de emociones falseadas por tus insólitas ganas de confundirlo todo. Pero entonces –sí, recién entonces– todo estaba más claro que el aire y supe que no, y que no, y que no no.


FV

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sólo se publican comentarios que hayan sido firmados.