Una cuestión de tamaño

lunes, 2 de mayo de 2011

Bosque

Se sintió perseguido.

Caminando en bajada por la vereda, las hojas esparcidas por todas partes se le pegaban a los zapatos. El parque enrejado a su derecha le tensaba la mirada. Por mucho que lo intentaba, no podía escaparle a las sombras tenues de la penumbra, y los remolinos contradictorios que se batían entre sí subiendo por la calle lo ponían alerta.

Había pasado decenas de veces por esa calle. Nunca un problema, un contratiempo, ni una mísera dificultad. Y ahora esto, de golpe. Apuró el paso. Le faltaba para llegar, pero calculaba que ya habría cubierto la mitad del camino. Los quince minutos que le quedaban los haría con energía. Así que ya empieza a acelerar, ya a entrar en calor por el miedo, ya la mano que lo agarra desde la derecha, ya las rejas que desaparecen.


FV

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