Me acuerdo de que cuando se cumplieron los primeros cinco años de la llamada que había llegado mientras comíamos tallarines con tuco recalentado, a papá se le ocurrió poner un anuncio en el diario. Escribió los datos más relevantes que se le ocurrieron sobre la muerte de mamá y desafió al que quisiera a que descubriera quién la había matado. Las respuestas no tardaron en llegar. Nuestro teléfono empezó a sonar como nunca y él anotaba en un cuadernito cada solución que le proponían. Recién cuando llegaba la noche y nos sentábamos a hablar lo volvía a abrir y leía todas las soluciones para que las discutiéramos juntos y tratáramos de llegar a alguna conclusión posible. Es por esos días que nos debe haber llegado la noticia de que mamá se había muerto por segunda vez.
FV
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